Literatura BDSM Diosa ( Juan Abreu ) | Page 37

Juan Abreu Diosa De: [email protected] Para: [email protected] Enviado: Sábado, noviembre 23, 2002, 11:15 Querido Maestro: como ve, ha pasado algún tiempo antes de que pudiera cumplir con su encomienda. Que yo interpreté como una orden. Si «sugirió severamente» la cena... tiemblo ante lo que puedan ser sus órdenes. ¡Lo hice! Compré todo lo que indicó mi Maestro. E incluso un licor de arroz en cuyo recipiente había un escorpión. El empleado me explicó que, tras ingerir el licor, podía consumir el escorpión. En la tienda, al principio, me sentí desnuda. Era como si todos supieran por qué estaba adquiriendo aquellos alimentos. Como si estuvieran al tanto de sus órdenes y constataran mi obediencia. Pero una vez que decido hacer algo, soy muy osada. Superada la primera impresión, creo que me comporté con soltura, como una digna alumna de mi Maestro. ¿Por qué estaba dispuesta a comer esos bichos asquerosos? Me lo pregunté mil veces. Porque no quería perder a mi Maestro. Ésa ha sido la razón, se lo confieso cándidamente. Imaginé que mi Maestro desaparecía de mi vida y la idea se me antojó insoportable. Mucho más insoportable que masticar y tragar bichos. La cena, por otra parte, lo reconozco con alegría, fue un éxito. Amo disfrutó mucho. Porque las hormigas culonas resultaron un manjar (tuve que luchar para reservar un puñado para la comida del día siguiente) y por verme tan obediente. Tan resuelta a cumplir las órdenes de Maestro Yuko. Los escorpiones a la brasa fueron también muy apreciad