por una línea muy oriental, cuidado al mínimo detalle, con motivos japoneses, farolillos chinos y
máscaras, en fin, como al maño le
gusta, todo cuidado al milímetro.
Apagadas las luces y con la banda
en el escenario arranca por fin tan
esperado concierto. Un Bunbury
de riguroso negro toma la escena
y desde el minuto uno podemos
ver quién es el jefe en las tablas.
Se le ve tranquilo y muy sosegado, sabiéndose que todo va a salir
perfecto, solo queda el disfrute de
propios y extraños.
Ahora, es la canción elegida para
el arranque, es perfecta para el
comienzo, y nos encontramos a
un Bunbury con una voz soberbia y pausada, firme y segura, el
tema marca lo que será la línea
de show. La sección que coral en
los estribillos le dan un toque muy
hermoso al tema.
Dos clavos en mis alas, primera
sorpresa de la noche, un tema que
solo los muy fans conocían por
una grabación pirata que corría
por el mercado del coleccionista
gourmet, un tema que por cierto
gustaba, y mucho, a sus seguidores y demandaban que estuviera
en alguno de sus discos.
La sirena varada, caras de sorpresa entre el público al entonar las
primeras notas del archiconocido
tema de Héroes del Silencio, unas
melodías jazzísticas muy afortunadas, otra perspectiva de una
canción mítica en la historia del
El Duende 52