El Duende nº21 | Page 52

por una línea muy oriental, cuidado al mínimo detalle, con motivos japoneses, farolillos chinos y máscaras, en fin, como al maño le gusta, todo cuidado al milímetro. Apagadas las luces y con la banda en el escenario arranca por fin tan esperado concierto. Un Bunbury de riguroso negro toma la escena y desde el minuto uno podemos ver quién es el jefe en las tablas. Se le ve tranquilo y muy sosegado, sabiéndose que todo va a salir perfecto, solo queda el disfrute de propios y extraños. Ahora, es la canción elegida para el arranque, es perfecta para el comienzo, y nos encontramos a un Bunbury con una voz soberbia y pausada, firme y segura, el tema marca lo que será la línea de show. La sección que coral en los estribillos le dan un toque muy hermoso al tema. Dos clavos en mis alas, primera sorpresa de la noche, un tema que solo los muy fans conocían por una grabación pirata que corría por el mercado del coleccionista gourmet, un tema que por cierto gustaba, y mucho, a sus seguidores y demandaban que estuviera en alguno de sus discos. La sirena varada, caras de sorpresa entre el público al entonar las primeras notas del archiconocido tema de Héroes del Silencio, unas melodías jazzísticas muy afortunadas, otra perspectiva de una canción mítica en la historia del El Duende 52