Cutaway Guitar Magazine | Page 26

En la decisión pueden entrar a jugar su papel múltiples factores: comodidad, técnica, gusto personal por lo clásico o lo moderno, posibilidades creativas, etc. Disponer de la extensión de rango que supone un bajo de cinco cuerdas es innegable, especialmente en determinadas situaciones, pero las cuestiones técnicas pueden inclinar la balanza en una u otra dirección. Primero, creo que hay que desmitificar esa típica frase de “pero si ese bajo es más grande que tú”. Para alguien que no tenga mucha envergadura corporal no tiene por qué ser más difícil tocar un instrumento grande. Un ejemplo: Steve Bailey suele tocar un bajo de seis cuerdas y Stanley Clarke uno de cuatro. La capacidad de tocar un instrumento tiene mucho que ver con la técnica desarrollada y poco con el tamaño. Si acostumbramos a la mano izquierda (en el caso de los diestros, para los zurdos sería la derecha) a desenvolverse por un mástil/diapasón más ancho, un cinco cuerdas dejará de ser “incómodo”. Otro factor que a veces tiene incidencia es el tipo de música que tocamos, y no hablo de música ahora, sino de estética. Y no debería ser así, pero es. Hay estilos de música donde un cinco cuerdas “pega” más (metal, progresivo o jazz-fusion, por ejemplo) y otros donde si no se ve un cuatro cuerdas parece extraño (blues, country o rock clásico). Yo personalmente nunca haría concesiones en mi instrumento por una cuestión de este tipo, pero entiendo y respeto a quien piensa que su compromiso estético forma parte de su aportación a su banda o proyecto musical. También es cierto, y hay que reconocerlo así, que para quien realmente esté en un punto “vintage”, tanto en sonido como en estética, sus alternativas en cuatro cuerdas ganan por coherencia y goleada en opciones a la hora de comprar. para acostumbrarte a la anchura del mástil y al espacio entre cuerdas. No es nada probable, pero no insistas si ves que empiezan a molestarte las articulaciones de la muñeca o del codo por forzar tu técnica. En el sentido inverso, pasar a cuatro después de un largo periodo tocando cinco también exige una adaptación, aunque esta será menos sufrida físicamente, notándose más en que la mayor distancia entre cuerdas en un cuatro hará que, al principio, tengas la sensación de que no puedes tocar tan rápido como en un cinco. Dicho todo lo anterior con respecto a la mano que trabaja sobre el diapasón, vamos a ver ahora las repercusiones en la mano que pulsa las cuerdas. No son pocos los que confiesan que para lo que más utilizan la quinta cuerda es para apoyar el pulgar, que así pueden colocar los dedos más cerca de las demás cuerdas y esto resulta cómodo a la hora de tocar porque proporciona flexibilidad en la asignación de dedos determinados a cuerdas determinadas. Esta es una cuestión mucho más de técnica ergonómica que musical y es Para muchos bajistas, un buen cuatro una realidad que me he encontrado cuerdas de espíritu “viejuno” (ya sea en muchas respuestas a la pregunta antiguo de verdad o contemporáneo “¿Por qué cinco cuerdas?”. de inspiración clásica, que los hay y muchos entre las marcas), es lo más. Y luego están los que aún valorando Son legión quienes afirman que en un que necesitan a veces ciertas notas en cuatro cuerdas están todas las notas una octava más grave que no existen necesarias, además de pesar menos. en un cuatro cuerdas (Re, Mi bemol y Si eres un bajista que comenzó Mi sobre traste), optan por un cuatro tocando con cuatro cuerdas, o que cuerdas con la cuarta cuerda afinada lleva mucho tiempo haciéndolo, en Re en lugar de Mi, de forma manual puede que la adaptación a las cinco o automática mediante un artilugio de cuerdas te requiera algo de esfuerzo “desafinación automática” colocado