American School of Asuncion Travesía 2017 - versión final | Page 55
PANCHITO: No hacía falta que me hagas recordar de esa ca-
tastrófica batalla que se extendió desde la salida
hasta la puesta del sol el 16 de agosto de 1869.
20.000 hombres brasileños comandados por el
Conde D´Eu contra 3.500 “soldados,” comanda-
dos por Bernardino Caballero.
S. LÓPEZ: Es verdad, los “niños combatientes” retrasarían a
las tropas brasileñas, por lo que fue una batalla
esencial para que nosotros podamos continuar
nuestra retirada hacia Cerro Corá y así reorgani-
zar lo que quedaba de nuestro ejército.
PANCHITO: Hablando de Bernardino Caballero, ese sí que es
un tipo con experiencia. Pero aun así, el deber
que le diste padre, sí que era complicado. El pe-
queño grupo de adultos del que se componía el
ejército paraguayo no había comido nada por
tres días; el resto de los combatientes eran niños.
Además, había poco tiempo para organizar efi-
cientemente la defensa.
ELISA:
Tu padre lo sabe Panchito, es por eso que lo as-
cendió a general de división.
S. LÓPEZ: ¿Recuerdas querido hijo, cuando te dije que de-
bíamos resistir para salvar a nuestra nación de un
catastrófico fin y proteger a nuestras familias?
PANCHITO: Sí
S. LÓPEZ: Esto te lo dije porque los brasileños quieren ex-
terminar a todo hombre paraguayo, inclusive si
está en el vientre de su madre.
PANCHITO: ¡Ahh, esos envidiosos y cobardes del Imperio!
Claro padre, es por eso que no tuvimos más op-
ción que fundir las campanas de 4 iglesias para
fabricar “El Cañón Cristiano”.
S. LÓPEZ: Obviamente hijo; necesitábamos toda la ayuda
que podíamos recibir. La fundición de hierro de
Ybycuí fue esencial para la defensa de esta gue-
rra porque proveyó a nuestras tropas de armas y
municiones.
PANCHITO: Pero ahora está destruida. Recuerdas ese 9 de
junio de 1869, el Conde D`Eu y sus tropas nos
superaron en número y no tuvimos más opción
que abandonar el cuartel general en Ascurra.
¡Esa fundición de hierro sí que nos brindaba una
superioridad económica!
S. LÓPEZ: Así mismo hijo. Imagínate, en estos 5 penosos
años de guerra, mi nación no recibió ni siquiera
una bala del exterior, ya que la cuenca del Plata
estaba cerrada por los aliados. Es por eso, que la
fundición de hierro fue clave para la superviven-
cia de nuestra nación.
PANCHITO: Papá, hay algo que he querido decirte… algunos
te acusan de haber hecho pelear a niños en la
guerra.
S. LÓPEZ: ¡Pero fueron los brasileños quienes los masacra-
ron y quemaron vivos! Además, los niños eran
degollados mientras rogaban que no se los mate.
Ojalá esas escorias brasileñas sufran por las atro-
cidades que han cometido en la batalla de Acos-
ta Ñu.
ELISA:
Ya no hablen más de esa terrible batalla, que es un
símbolo de la crueldad de esta guerra. A tal extre-
mo hemos llegado, la lucha encarnizada para de-
fender la independencia de esta querida nación.
S. LÓPEZ: Tienes razón querida, esa batalla terminó, pero la
guerra aún continúa.
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(Entra un soldado para reportarle una noticia a Solano López)
SOLDADO: (formalmente) Mariscal López
S. LÓPEZ: (coloquialmente) Tranquilo soldado, ¿qué tienes
para mí?
SOLDADO: (nervioso) Nada bueno señor, los nativos locales
nos avisaron que el enemigo está a un día de
distancia. Nos dijeron la ruta que van a tomar
para interceptarlos.
S. LÓPEZ: Gracias, soldado, pero dejemos que ellos vengan
a nosotros, defenderemos esta tierra con nues-
tras vidas.
(Comienza música triste) (Aparece en pantalla “Al día si-
guiente las tropas aliadas atacaron Cerro Corá, matando
al Mcal. Solano López y a su hijo, y así poniendo fin a esta
sangrienta guerra”)
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