Blablerías N°14 - Abril 2015 | Page 14

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estarían esperando a Claudio (Ledesma), mi padrino, y a mí. Todos vestidos de blanco, cuando Elvis Costello, llenando el aire con su voz, me invitaba a entrar de la mano de Claudio. Y todo fue mágico: la bendición de Elvia y Rafael, el intercambio de anillos bajo la voz de Jairo y su Ave María, el cuento colectivo que nos regalaron los narradores, el brindis, la torta (regalo de Marcelo Sonenblum), la suelta de globos que atravesaron la playa y llegaron al cielo para contarle a Dios nuestros deseos. Nuestros votos de amor lucharon con el viento para hacerse oír y vencieron.

Después de la ceremonia, comenzó la Noche Blanca, con sus cuentos de paz y armonía, amor y solidaridad en distintas voces, pero con un mismo objetivo: hacer mejor el mundo que habitamos.

El domingo, después de las clases playeras de salsa cubana, partimos hacia Matanzas, en cuya Casa de la Cultura un exquisito grupo infantil de teatro representó dos obras para nosotros, seguidas por un espacio para la reflexión acerca del arte y los valores, en las que participamos actores y espectadores. “Por ese palpitar” fue el espectáculo de narración argentino-cubano presentado en el Teatro Pepe Camejo. En la UNEAC, la orquesta juvenil “Swing Cubano” le puso música y baile a nuestra noche. Luego, Claudio Ledesma, Marcelo Sonenblum y Lili Bassi recibieron un reconocimiento por los siete años del Cuenta Habana.

El lunes amaneció lluvioso y frío. A la noche, después de la cena, comenzó la Noche de Pasión, en rojo y negro. Pasión arrolladora para calentar nuestras vidas, desenfreno, emociones desbordantes en palabras que bordaron las historias. Caminando bajo la lluvia, fuimos a la Casa de los Beatles en Varadero, un restaurant temático en el que pudimos escuchar temas legendarios de la banda. ¡Liverpool estaba en Cuba!

Al día siguiente, la literatura invadía el lugar en cada gota de lluvia. Y fue la Noche Caribeña, con la alegría, el color, la música y el mar de cuentos. Con el típico pañuelo turbante cubano, todos los narradores bailaron salsa antes de los cuentos.

Y llegó el miércoles 11. Y no dijimos adiós a Varadero, sino un simple hasta luego, hasta que los cuentos nos vuelvan a llevar. Con susurro del mar en la espalda, viajamos a La Habana. Y allí las callecitas de la Habana Vieja, las plazas, la catedral, el Malecom. Otra etapa del viaje.

A partir del jueves, coexistieron dos eventos: el Festival Cuenta Habana 2015 y las Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil. El Hotel Habana Libre fue el escenario de momentos plenos de cultura, experiencias compartidas, intercambios y ríos de tinta de cuentos, novelas, ensayos, poesías e historias universales, claras muestras de la unión posible entre las personas, más allá del lugar en que habitamos, del idioma que hablamos y de nuestras costumbres tan diferentes. Las Jornadas

Festival

para leer

por Silvia Pallone

—¿Querés casarte conmigo? —me preguntó Hugo y, al día siguiente, compartimos Nuestra Ceremonia de Bendición en el Mar, oficiada por Elvia Pérez Nápoles y Rafael Calderón. Un anillo de oro y aguamarina y una catarata de alegrías, magia y amor.

MI AMADA CUBA

El sábado 7 de febrero, el turquesa del mar se amalgamaba con el color elegido para los detalles de la ceremonia. La arena se transformaba en la alfombra natural más hermosa que me llevaría hasta el altar, donde Hugo (Monsech) y Lili (Bassi) nos